"Si no existe reparación histórica, no es mi recuperación".

martes, 27 de septiembre de 2016

"Acción Formativa en Tenerife". (Lo estamos haciendo: avanzando desde todas partes...)

Entre los próximos 2 y 5 de Octubre compartiré unos días con compañeros y compañeras en Santa Cruz de Tenerife, Canarias, en donde participaré en el III Foro de Debate "Narraciones en primera persona para un despertar en Salud Mental" que organiza AFES, junto a Enrique González Camacho de Afes, Esther Sanz Sánchez, que moderará las intervenciones y Jordi Gomez, de ActivaMent. Y junto a todas las personas que quieran acercarse y sumarse.
También tendré la oportunidad de encontrarme con las personas que trabajan en AFES, para llevar a cabo una propuesta formativa que tiene el objetivo de generar nuevos espacios para el intercambio de experiencias, la reflexión conjunta, el debate, la formulación de preguntas y la generación de respuestas, promover la inclusión de todas las perspectivas en la construcción de discursos los colectivos y estimular y potenciar la acción individual y conjunta. Espacios para compartir saberes, aprender desde la emoción y fomentar los vínculos y la cooperación. Para conocer perspectivas diversas, para generar esperanza, fortalecer nuestra motivación. Para apoyarse. Para aprender, para desaprender. Para avanzar juntxs.
El viaje que llevaremos a cabo combina una parte teórica que se complementa con algunas propuestas prácticas, dinámicas y juegos, que nos ayuden a pensar de forma creativa, a comprender, cuestionar, y en definitiva acercarnos a las ideas y los conceptos de forma experiencial, desde la interacción permanente entre acción y reflexión y la elaboración por medio de lo personal, lo interpersonal y el trabajo conjunto.
Contenta del interés existente en que esta propuesta y algunas otras de carácter formativo que iré compartiendo aquí, lleguen próximamente a otros lugares de la geografía, como Pamplona, León o Málaga.

Os dejo el mapa de navegación:

“Saberes integrados y tránsitos compartidos en Salud Mental: De la psiquiatría y la antipsiquiatría a la postpsiquiatría, de enfermedad a diversidad, de la cronicidad y la recuperación al derecho al delirio y la autodeterminación, de la institucionalización a la vida”.

1- De la antipsiquiatría a la crítica “superviviente”.
2- ¿Qué nos enloquece? Contextualizando malestares psíquicos: el trauma, lo biográfico, lo social, lo biopolítico, lo farmacológico... ¿Lo genético? Normatividad, creencias y experiencias inusuales. La ficción definitiva: la locura como consecuencia del crisol de opresiones y como "solución" contra toda otra ficción social. La voluntariedad en el hecho de enloquecer. Una mirada sobre el trabajo de Alice Miller: la pedagogía negra, la cultura del perdón y el silencio como formas de sometimiento y destrucción de la víctima. El biologicismo como elemento para la perpetuación de las causas de la locura en nuestras sociedades. Cronicidad. Drogas psiquiátricas, uso y abuso.         
3- La aportación positiva de la locura: de lo personal a lo colectivo. Visiones y representaciones al margen del modelo médico. Locura y creatividad, legado, patrimonio y acerbo cultural demente. Escuchar a la locura, comprender: la producción expresiva de la locura y sus contextos. “Escucha”, ser/estar, aquí y ahora, acción/reacción, la relación de interdependencia, horizontal y orgánica, clave para tender puentes a quien sufre.
4- Recuperación: Otros modelos. El sentido individual de “recuperación” como motor para la acción. La reparación personal a partir del valor de la experiencia. Afrontando el sufrimiento psíquico en comunidad: autogestión, gestión colectiva, ética del estar. Apoyo mutuo y transformación social. Activismo, recuperación y proyecto de vida. Ser o no ser: relaciones de poder, la verdad en la comunicación, las relaciones y ocupaciones significativas y de calidad. Contexto, obstáculos y caídas: iatrogenia, el diagnóstico como violencia y germen de violencias. Vulneración de los derechos humanos. Prejuicio, discriminación, exclusión, retraumatización, mentalismo, tortura, violencias prácticas y simbólicas, precariedad, individualismo, capacitismo, opresión heteropatriarcal capitalista,  Interseccionalidad. "Recovery in the bin/Recuperarse en la basura". El mito del aislamiento “esquizo” como ejemplo y algunos casos reales.
5-¿Recuperación?: De clichés y manipulaciones sobre el concepto “recuperación”. ¿Locura o sufrimiento, curar o no curar? Diversidad funcional y Teoría crip: de enfermxs diversxs. Ruptura del binomio: salud/enfermedad. Ruptura del trinomio: discapacidad/deficiencia/dependencia. Discapacidad/capacitismo/altercapacidades. De la recuperación al derecho al delirio, la despatologización y la plena inclusión de la diversidad. Tejiendo alianzas con otras precariedades y colectivos discriminados. Voz política de la locura. Entretejiendo futuro: De la institucionalización a la vida ¿Hacia la gestión comunitaria, la interdependencia y la emancipación del modelo médico rehabilitador?
6-Preguntas, debate y conclusiones. 



1."Cerrada de mujeres", sección del Hospital Psiquiátrico La Cadellada1975. Foto de Carlos Osorio, Exp. comisariada por Tiburcio Angosto. 2. "Marcha por la Visibilidad de la Diversidad Funcional", Madrid, 2016.



3 de Octubre de 2016, Santa Cruz de Tenerife.

miércoles, 14 de septiembre de 2016

"Curso de Acompañamiento Terapéutico: Teoría y Método en Intervención Comunitaria".

Este año realizaré el "Curso 2016-17 ACOMPAÑAMIENTO TERAPÉUTICO Teoría y Método en Intervención Comunitaria", impartido por Leonel Dozza. Os dejo la información por si os interesa inscribiros. Está destinado a profesionales que intervienen con personas con diagnóstico psiquiátrico: psicólogos/as, terapeutas ocupacionales, educadores/as sociales, trabajadores/as sociales, psiquiatras, enfermeros/as, TIS etc. 

Programa 


Historia del rol de Acompañante Terapéutico: 

Argentina, Brasil y España. La noción de vínculo y sus implicaciones en intervención comunitaria. Del diagnóstico a las estructuras: 
Neurosis, “borderline” y psicosis: Metodología de lo Cotidiano. Rehabilitación y Recuperación. Afectos y ansiedades en los profesionales. 
El cuidado del profesional. Encuadre: Encuadre Ambulante y Encuadre Abierto. Tiempo y Espacio. Análisis y gestión de la Demanda. Asistencialismo y Pedagogismo Función Materna y Paterna. Función de Interdicción. Función Especular Intervenciones Escénicas y Acción Interpretativa. Intervención con Familias y en el Ámbito Familiar. Análisis de casos. 

Organiza: Asociación Travessía / Certificado de Asistencia 


Fechas 05 y 19/Oct, 09 y 23/Nov, 14 y 21/Dic, 11 y 25/Ene, 08 y 22/Feb, 08 y 22/Mar, 05 y 19/Abr, 10 y 24/May, 07 y 21/Jun Horario: de 17:00 a 20:30 (con descanso). 


Lugar Calle Modesto Lafuente, 4, Madrid. 


Docente Leonel Dozza de Mendonça:


Doctor en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid (tesis doctoral sobre Acompañamiento Terapéutico). Especialista en Psicología Clínica. Director del Equipo de Apoyo Social Comunitario y del Centro de Día “Parla” para Personas con Enfermedad Mental (gestionados por Fundación Manantial y concertados con la Consejería de Políticas Sociales y Familia de la Comunidad de Madrid). Colabora como docente en el Master en Psicoterapia Psicoanalítica (UCM). Desde 1991 principal responsable de la implantación del AT en España. Formador y supervisor de profesionales. Autor de diversos artículos sobre AT y del libro “Acompañamiento Terapéutico y Clínica de lo Cotidiano”, Letra Viva, Buenos Aires. 


Docentes invitados (por precisar). En ediciones anteriores han intervenido: Dr. Fernando Colina, Prof. Dr. Gerardo Gutiérrez, Dr. Antonio Tarí, Dr. Mauricio Hermann, Patricia Rey 


Matrícula Mensualidad:


Parados 30 Euros 65 Euros/mes 50 Euros/mes 


Información e Inscripción: 

cursoformacion.at@gmail.com




Nuevo Ciclo de Coloquios de la "Asociación Española de Terapeutas Ocupacionales".


El día 5 de Octubre vuelve el ciclo de coloquios de APETO (Asociación Profesional Española de Terapeutas Ocupacionales), con una propuesta de debate sobre "la ocupación". Os dejo por aquí la información por si os interesa inscribiros y agradeciendo mucho su difusión. Me gustaría animaros sobre todo a las "personas afectadas" en algún modo a que os acerquéis a participar... si queréis opinar sobre "plastilina" o "jardinería"(jijij), será un buen día. 
Quiero reiterar las gracias a APETO por los gestos que está realizando y que creo que más allá de todo, son simbolicamente relevantes para nuestro colectivo. Incluir a expertos por experiencia/supervivientes en el cuerpo docente de una asociación de profesionales, o situarnos en relación de horizontalidad, no sólo para dar nuestra opinión, sino para debatir sobre temas que afectan a ambas partes, son ideas que hace muy poco nos parecían ciencia-ficción.



lunes, 4 de julio de 2016

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martes, 7 de junio de 2016

Exprimiendo limones: "Exhorto" (Artículo inédito escrito a petición de la AEN)






Exhorto 

Un día, hace muchos años, y de forma bastante súbita, las personas más cercanas de mi entorno se alarmaron por mi estado. Las ideas que expresaba, mis comportamientos, mi lenguaje verbal y corporal, no tenían sentido ni coherencia para ellas. Previamente a que se confirmara lo que eran sospechas y atribuirle a mi estado un origen patológico, observaban que vivía una experiencia muy intensa, plagada de emociones de las que desconocían el motivo, que se manifestaba en comportamientos e ideas de carente, desconocido o falso significado para ellas, teñida a momentos de miedo o de un sufrimiento intenso, a los que, por no acertar a encontrar motivos concretos, una lógica argumental “válida”, desconocían como contribuir a poner remedio, aliviar o acompañar. Para todas estas personas fue una situación de completa incertidumbre. Se enfrentaban con un proceso, una experiencia humana, que no es que viniera a poner en evidencia tan sólo su falta de conocimientos, que les generara dificultades de relación y sesgos atribuibles tan sólo al “estigma”, palabra de la se ha abusado tanto, y que en realidad nos transmite la idea de una mancha difusa, y de la que no acertamos a desmenuzar o analizar el pigmento, y que se atribuye por lo general únicamente a la “ignorancia”. 



La locura en general, es una manifestación muy antigua, sobre la que tomamos conciencia y comenzamos a aprender y a adquirir cultura ya en la infancia. Ha cuestionado a todos los saberes humanos y ha obtenido multiplicidad de respuestas. No ha sido interpretada, afrontada, ni atribuida o representada de forma única o uniforme por las sociedades, que la han juzgado o valorado de forma muy diversa en relación a interpretaciones, sistemas, conjuntos de creencias... Investigada, reflexionada, estudiada y representada desde un abanico muy amplio de perspectivas y disciplinas, con un largo patrimonio y una variada aportación de manifestaciones, ha ocupado distintas posiciones en las comunidades y a menudo ha cumplido funciones utilitarias al servicio involuntario de múltiples intereses, desde el ámbito más privado a la organización de las sociedades. En nuestra noción de la locura, en nuestra gestión de la locura, de lo particular a lo colectivo, no sólo se interponen la falta de habilidades, de capacitación, de familiaridad, la “ignorancia”, el “estigma”... Si no un sistema entero, una construcción laboriosa y compleja, sedimentada más que sobre el desconocimiento sobre la destrucción, la manipulación y el olvido o el bloqueo de lógicas de relación esencialmente humanas, instintivas y de sentido común a la hora de acercarse al sufrimiento, al dolor, a lo incomprensible, a lo extremo, a lo dislocado... y el aprendizaje de otras, aparatosas, inútiles e inhumanas, cimentadas por corrientes ideológicas basadas en mitos, falsedades, teorías infundadas; corrientes científicas que promueven que la producción de la locura no tiene sentido, y se aplican en silenciarla, mediante la segregación, el exceso de química... Que niega que los discursos de la locura sean dignos de escucha o para los que exista interpretación, que contengan verdad alguna o información relevante que ayude a la comprensión o identificación de causas humanamente razonables, impidiendo e incluso desaconsejando que la razón establezca diálogos con la sin razón, o que el loco reflexione, verbalice, hable, relacione, tome parte activa en encontrar interpretaciones sobre las que las que reconstruirse. Se edifican mediante la difusión de prejuicios e ideas erróneas, convenientemente preservadas por el tabú y el miedo, y que se traducen en el ámbito comunitario en un conjunto de opresiones y discriminaciones sobre las personas que sufren, y que contribuyen a empeorar el tránsito por la experiencia tanto de estas como de su círculo íntimo, siendo sentenciadas y marcadas de por vida. Y finalmente, en la aprobación y normalización social de las prácticas de coerción, que se aplican de forma transversal apelando a la necesidad extrema, la inexistencia de alternativas, o a su función preventiva o terapéutica, como ocurre en el ámbito de la psiquiatría, que cuenta aún entre sus técnicas con el uso habitual de la contención mecánica, atar a las personas, una de las expresiones más tangibles, simbólicas o metafóricas más representativas del fracaso y la impotencia de la especie humana frente a la locura, que despoja de dignidad a todas las partes implicadas: quienes la aplican, quienes la reciben, quienes la presencian, quienes la toleran, quienes se inhiben, quienes argumentan sobre su condición “imprescindible”, o sobre quienes silencian u ocultan la existencia de alternativas posibles.


Las prácticas de coerción en general, contribuyen a la retraumatización de la persona y son maltrato evidente. Una vez se producen, se quiebran las bases esenciales para establecer vínculos saludables, relaciones humanas de calidad, las terapéuticas o cualquier otras. En relación al ámbito de la salud, al mismo tiempo que se conmina a la persona que enloquece a que deposite su confianza en personas que están preparadas para cuidarla, acompañarla e intervenir aportando soluciones a sus padecimientos en espacios especialmente diseñados para ello, si “es necesario”, se recurre al encierro involuntario y el aislamiento, se la obliga, se la somete, se la violenta, se la fuerza, se la despoja de sus derechos, a menudo se la engaña, se la presiona para que acepte determinadas prescripciones, se le aplican tratos desconsiderados, técnicas y tratamientos que son percibidas y vivenciadas como torturas o castigos, doblegándolas mediante el uso de la violencia, generando violencia, en toda una puesta en escena que sitúa en un lugar prominente a la violencia, el uso del poder y la fuerza, empezando por el propio contexto espacial de las unidades de internamiento y su funcionamiento, instalaciones y organización, que aluden de hecho, de continuo, a la violencia. Una vez tienen lugar estos episodios, se presupone que la persona y/o su entorno comprenderán que se actúa en todo momento basándose en qué es lo mejor para ella y la mismas manos que ordenan o aplican estos métodos, que establecen esta forma indeseable de relación, serán tendidas ofreciendo ayuda, apoyo, cuidados... Todo esto, al mismo tiempo, convive con un discurso que promueve la integración de la persona loca en una sociedad que la maltrata y que aprueba y legitima o se inhibe ante gran parte de ese maltrato. Para relacionarse en lo humano, no se precisan saberes clínicos. Y hemos perdido totalmente la espontaneidad, el sencillo recurso de nuestras brújulas internas, la naturalidad. Tras la inquietud y el estupor, cuando mi entorno concluyó que los indicios apuntaban a la “pérdida de la razón”, al “clásico enloquecer”, al “enfermar grave y de forma crónica”, se acentuó la determinación de “urgencia” y les sobrevinieron toda clase de temores, entre ellos a lo irreversible. Afrontaron invadidas por la angustia, el miedo, la inseguridad, el nerviosismo.., con la inmediata, instintiva, y tácita resolución de discreción absoluta, desestimando por inútil, imposible e incluso perniciosa para mí, mi participación en la toma de decisiones, evitando por las mismas causas e improcedencia valerse de los cauces habituales de la comunicación humana, estrechándola, al contrario, opacando la mecánica de sus interacciones, debates, decisiones e intervenciones, el momento de actuar individual y colectivamente para manejar esta situación nueva y encontrar la mejor solución a su alcance, todo ello comprensiblemente influidos por toda una cultura, inadecuada y contraproducente, largamente instalada y profundamente arraigada en el imaginario colectivo de nuestro conjunto social, y que encuentra un caldo ideal en el capitalismo tardío, en el neoliberalismo salvaje, su escala de valores y sus políticas, que abocan a relaciones de escasa calidad, que apuestan por soluciones caras, individuales, que benefician a las grandes corporaciones de la industria farmacéutica, más interesada obviamente en enfoques que contemplen la locura exclusivamente como la expresión de un cerebro “enfermo”, que reste importancia, niegue o difumine otras posibles causas más que las “medicables”, que hagan hincapié en la necesidad del uso de drogas psiquiátricas a largo plazo o de por vida, y que ofrezca como resultado la cronificación, y no la recuperación y el bienestar de las personas.


En aquel momento crítico, yo ni tan siquiera me sentía “enferma”, pero mi familia me encomendó a los cuidados médicos, a los que me condujo con la misma clase de fe y desesperación con la que otras recurren al exorcismo, en la ignorancia total de lo nocivo, iatrogénico de algunas de sus prácticas, e ingresé en una unidad de agudos. Fue la primera vez, pero hubo otras. En todas ellas, viví abundantemente en carnes propias y ajenas, durante el transcurso de una cotidianidad que se evita a toda costa exponer a la contemplación del resto de la comunidad, la totalidad de tratos y tratamientos que he descrito antes, y que han petrificado en mi memoria un relato interminable de situaciones lamentables, injustas, trágicas, vergonzosas, denunciables...
En el año 2012 y en el contexto de un congreso, tuve ocasión de ver, junto muchas personas profesionales y un abultado número de psiquiatras, el documental “Los olvidados de los olvidados”, una producción española que muestra la horrible realidad de las personas que sufren, por la ausencia de salud mental y el trato que se les da, en algunas zonas de África. Para ese entonces ya llevaba muchos años clamando, primero en soledad y de forma individual, lo más duro, contra una realidad espantosa que a todo el mundo a mi alrededor le parecía “normal”, justificable, y en la seguridad interna y la intuición de que existían otras alternativas que se me negó u ocultó que existieran. Luego, afortunadamente, conociendo a más personas y compartiendo con ellas, encontrando cabos de madejas, textos, referentes, dialogando sobre estas problemáticas, construyendo discursos compartidos, investigando otros enfoques, asociándonos, apoyándonos, haciendo ruido... pero aún en el desconocimiento de la existencia de nuevos modelos, otras propuestas, y de alternativas, lo que siempre era, en última instancia, cuestionado o reprochado por quienes estaban al otro lado en el debate: familia, amistades, otras personas afectadas o relacionadas y las personas profesionales. La crítica, la queja, en ausencia de acompañamiento de propuestas concretas, no se daba por válida en los ámbitos en los que era necesario. Las personas que vimos juntas aquel documental, personas de carne y hueso, ya fuera implicadas desde la experiencia y la reivindicación, o la vocación de ayuda y el oficio, nos conmovimos y vibramos juntas, compartiendo nuestra emoción, nuestro rechazo, tristeza, e incredulidad, ante la visión del horror que envuelve a aquellas personas encadenadas por los pies a los árboles, a fijaciones de hierro en el interior de habitaciones inhóspitas, permaneciendo en esta situación larguísimas temporadas, años, o gran parte de sus vidas, a las que se arroja comida o agua, como quien alimenta a un prisionero al que se desprecia y teme, aisladas por completo de sus comunidades, ante la inhibición de todas las personas y estamentos que las contemplan, y que toleran, permiten, justifican y silencian o niegan la existencia de alternativas posibles... Mismo perro, distinto collar, pensé. Un perro más pobre, un perro del tercer mundo, más sucio y esquelético. Un collar distinto, más apretado, más oxidado, pero un collar. En el debate posterior, se compartieron impresiones, y un psiquiatra comentaba conmocionado que creía haberlo visto todo y... uf.
Yo sí creo que sí lo había visto todo. Todas las personas que allí estábamos lo habíamos visto. Pero además del natural rechazo a asumir que en nuestra sociedad se proceda de forma sustancialmente similar, sobre todo cuando ejerces la profesión que tiene una gran porción de responsabilidad en que así sea, se suman una serie de mecanismos que impiden que identifiquemos o tomemos conciencia del parecido que existe entre ambas realidades, la suya y la nuestra. Y que supongo que son los mismos que pueden confundirnos hasta el punto de concluir que resulta más saludable e higiénico y mucho menos repugnante, comerse un BigMac, que alimentarse de alguna clase de insecto, o tomarse una coca-cola, en lugar de un cuerno rebosante de leche de vaca mezclada con sangre. Atar personas es atar personas, aquí y en África.


Después de aquello, continué en la lucha conjunta, y poco a poco, con la participación e implicación de muchísimas personas que nos hemos ido sumando, uniendo, compartiendo, en nuestro estado y a lo largo y ancho del planeta, a través de la generosidad y solidaridad de las gentes, a base de mucho trabajo, esfuerzo e implicación, y con la ayuda de la inestimable herramienta que ha supuesto internet, se han podido ir rompiendo las barreras del aislamiento, del idioma, ir revirtiendo la atrofia y la ceguera, y aportando una luz que ha terminado poniendo bajo su foco a las vergüenzas desnudas, y que ilumina nuevos caminos que nos llenan de esperanza. Ahora ya conocemos alternativas. Conocemos modelos ajenos al médico. Sabemos que existen países en los que, aunque se trate bajo el modelo médico, no se utiliza la contención mecánica... Gracias a ello hemos recargado las baterías, en la determinación de seguir luchando, reivindicando, trabajando, difundiendo, y reclamando. Y cooperando en la implantación, experimentación, traslado o implementación de otros modelos, otras formas de relacionarse, afrontar, acompañar, y resolver las experiencias de sufrimiento psíquico, las vivencias de realidades no consensuadas, y la rica diversidad de vivencias, no por inusuales menos humanas. En la construcción de entornos y comunidades sanas, respetuosas y capaces de evitarlas o acogerlas, aprendiendo a convivir y relacionarse con ellas, sin necesidad de segregarlas, de forma que se garanticen a las personas que las experimentan sus derechos, su dignidad, su integridad, y el reconocimiento pleno de su condición de igualdad.


En Enero del presente 2016, se dio el pistoletazo de salida a una campaña en Italia, el país vecino, que tiene como objetivo la abolición del uso de las contenciones “mecánicas-terapéuticas”, atar a las personas a la cama, y lograr que se prohíban su uso y esta práctica, por ley. Una campaña largamente diseñada, y que por desgracia se apoya entre otros en un hecho lamentable. La muerte de Franco Mastrogiovanni, después de haber sido recluido y atado a la cama durante 81 horas, tras las que falleció, en un hospital público. El personal hospitalario no se percató del fallecimiento de Franco hasta la mañana siguiente, y la autopsia practicada, relata heridas de dos centímetros de profundidad en sus muñecas. A esta muerte le siguió un juicio en el que fueron condenados seis médicos, y absueltas doce enfermeras, por considerarse que cumplían órdenes. Históricamente, a menudo ha tenido que derramarse sangre de inocentes para que se produzcan la sensibilización, la movilización, la implicación social necesaria, que impulse la consecución de logros, derechos, garantías sociales... aunque a veces no basta, lo estamos viendo en nuestro estado con el asesinato constante de mujeres a manos de un sistema, el patricarcado, su ideología, el machismo, y sus verdugos, hombres impregnados de esta cultura y que mantienen relaciones con ellas. En nuestro país, no tenemos a un Franco Mastrogiovanni, y espero que no lo tengamos nunca, que no le toque a nadie jugar ese papel, que no sea una de mis amistades, que no sea yo misma, que no sea necesario para abrir un debate que implique a todas las partes, y para que estas se comprometan a trabajar colectivamente en la eliminación de esta y otras prácticas de coerción, como objetivo específico, y en definitiva en propiciar todo un cambio cultural en relación a la locura, que es el ambicioso y honesto objetivo general al que humildemente debemos aspirar.


El relator especial de la Asamblea de las Naciones Unidas, realiza un exhorto a todos los estados a: “Imponer una prohibición absoluta de todas las intervenciones médicas forzadas y no consentidas, sustituir el tratamiento psiquiátrico forzoso por servicios en la comunidad, que deben hacer hincapié en otros modelos distintos al modelo médico en salud mental, incluido el apoyo entre pares”.
Me gustan la palabra exhorto y su acción. La exhortación apela a la buena voluntad, no obliga, no exige, no impone. Induce con palabras, razones y ruegos. Eso mismo me he propuesto yo con este texto, y por eso he decidido titularlo “exhorto”, por su intención, y porque el exhorto se abre al diálogo, al debate, a la respuesta... Nada que ver con la imposición, la coerción o la violencia.
Y lo es por si pudiera en algo inducir a las personas que lo lean, profesionales o no, a comprometerse humana y profesionalmente en la construcción de un futuro diferente, a convertirse en piezas del motor del cambio, que por urgente, ya no puede esperar.


Tengo la certeza de que algún día que no sé si veré, la sociedad adquirirá una perspectiva en la que, al mirar hacia atrás y observar las ataduras blancas, y las imágenes de las personas atadas a sus camas, en los hospitales de Madrid, Sevilla, Mallorca o Bilbao, se horrorizará como lo hicimos algunas personas en el año 2012, ante la visión de las cadenas y las ataduras africanas. 
Pensarán seguramente, que son técnicas propias de modelos obsoletos y países poco avanzados, con una pésima cultura sobre la locura. O eso espero.

jueves, 2 de junio de 2016

II Foro Salud Mental: "Narraciones en primera persona..."

En el vídeo que os comparto podéis ver mi intervención en el foro-debate ‘Narraciones en primera persona para un despertar en salud mental’, organizado por Afes, Asociación Canaria de Familiares y Personas con Enfermedad Mental. que se celebró el miércoles 7 de octubre de 2015 en el salón del actos del Espacio Cultural de CajaCanarias, en Santa Cruz de Tenerife. Muchas gracias Afes, un verdadero placer.


viernes, 27 de mayo de 2016

Charla-Coloquio en APETO, Madrid.

¿Os apete una charla-coloquio intesante en Madrid?¿Pensamos en común? APETO es la Asociación Profesional Española de Terapeutas Ocupacionales, que ha depositado en mi una responsabilidad y una confianza que no sé cómo agradecerles. Ana y Cesar son dos personas extraordinarias, entusiastas, a las que espero descubrir mucho más, que se ocupan del área de formación de APETO. Me llena de alegría y de un cierto pudor, contaros que han querido hacerme parte del equipo docente de la Asociación, y que hemos previsto un montón de proyectos apasionantes. Así que empezamos poco a poco... APETO on fire. Gracias, APETO.

Importante: No hay cupo de plazas, y la entrada se abona directamente en el acto, pero para poder calcular si es necesario ampliar el espacio, tienes que inscribirte en el coloquio en el correo siguiente: general@apeto.com